lunes, diciembre 24, 2007

UTOPÍA




Si tu volvieras.
Tal vez mis infinitas mariposas saldrían a tu paso
Y en mi regocijo celebrarían tu andar cansado
Te traerían en un vuelo liviano y raudo, mientras
Bebes néctares que restauren tu espíritu

Si tu volvieras
La gata gris y felpuda daría brincos de locura
El ronroneo de sus bigotes se haría mas suave
Y su dormir sería más sereno
Me despertaría con sus patitas suaves para avisarme


de tu regreso

Si tu volvieras
Aunque fuese invierno, el camino hasta mi florecería
Lotos y nenúfares, calas, musguitos y mil tulipanes
decorarían cada una de tus pisadas
El sol iluminaría mi alma, tu sendero, mi destino
La luna nos cobijaría esa noche en que las nubes que la cubrieron
huyeron al ver tu llegada

Si tu volvieras
Creería en los milagros
y en cada rezo canción, plegaria y oración
agradecería la dicha de ver tus luceros abrirse al alba
el ver tus manos como burbujas hacia a mí,
escuchar el sonidos de tus versos y tu hablar
que para mi fue como poesía encantadora que aún se repite en
mi memoria como un coro de jilgueros, o centenares de campanas

Si tu volvieras
Con mis manos construiría el futuro
Y le arrancaría a mi guitarra los sonidos de canciones mudas
Que escribí en tu ausencia, mientras te añoraba
Quemaría mi nostalgia y mataría el despecho
Ahogaría la rabia, el espanto y despediría
A mi huésped la tristeza

Si tu volvieras
Ya no sería la misma
Los años me habrían cambiado
Colocando experiencia y manteniendo inocencia
Sin cicatrices, sin heridas, sería una mujer entera
De piel y sangre, de hueso y agua
De verdad y entereza, pero con resabios de chiquilla perversa

Si tu volvieras
Lloraría de incredulidad,
comprobando perpleja la intuición que tuve
y que fue el pilar en que me afirme por un rato
Que volverías por el camino andado y por la dirección inversa
Derrotado, mustio y marchito, con las ganas que te di gastadas
Con la esperanza templando en vilo
Con la fe metida en el ombligo
Y la culpa royendo tus entrañas

Si tu volvieras
Comprobarías que estoy completa
Y mi nostalgia de tu presencia se haría parte en la fiesta
Pero tal vez bajarías la vista
Y la garganta apretada no soltaría tus palabras, ni poemas
Alomejor no tendrías la insolencia de gritar tu presencia

Si tu volvieras
Tal vez amarrarías tus palomas por temor
Y te quedarías mirando desde la verja
Sin festejo, sin quilombo, sin colores
Ahogarías tus ganas, y soltarías tus miedos, tus dudas, tus celos

Si tu volvieras
Alomejor no verías mi arcoiris
Y mi canción apenas sería audible a tus oídos
Y mis dedos en las cuerdas no causarían nada

Aún así,
si tu volvieras
enajenado, triste, sordo, ciego y mudo
Yo haría una fiesta de colores, aunque tuviera por compañía
A la sombra de quien fuiste conmigo
Y yo fuera para ti apenas un mimo.


miércoles, julio 18, 2007

CRÉEME



Créeme,
cuando te diga que el amor me espanta,
que me derrumbo ante un "te quiero" dulce,
que soy feliz abriendo una trinchera.

Créeme,
cuando me vaya y te nombre en la tarde
viajando en una nube de tus horas,
cuando te incluya entre mis monumentos.

Créeme,
cuando te diga que me voy al viento
de una razón que no permite espera,
cuando te diga: no soy primavera,
si no una tabla sobre un mar violento.

Créeme,
si no me ves y no te digo nada,
si un día me pierdo y no regreso nunca.
Créeme,
que quiero ser machete en plena zafra,
bala feroz al centro del combate.

Créeme,
que mis palomas tienen de arco iris,
lo que mis manos de canciones finas.

Créeme, créeme,
porque así soy
y así no soy de nadie.


Vicente Feliú


martes, junio 05, 2007

SÍ O NO



Cuando es sí, siempre es sí.
Tal vez, esconde un no,
Nunca un quizá, o un ojalá.
Es un no cobarde, mediocre,
Vacío, un simulacro, una verdad a medias
Y no le alcanza ni para mentira.

Para decir sí, se necesitan cojones,
Coraje, gallardía, tezón, seguridad.
Para decir no, es parecido.
Hay que perderle miedo al miedo,
al daño ajeno,
a la culpa.

Por eso, ante un tal vez, huyo.
Un ojalá me asquea, me repugna,
Me mediocriza, medioanula.
Es amarillismo emocional.

Aplaudo al que grita no.
Y abrazo al gigante de gigantes que simplemente
Y sencillamente de repente me asalta en el momento menos indicado
Y esboza: sí.
¿Al mudo? Hmmm...simple
lo torturo hasta que diga algo, pero esos
nunca dicen si. Paso.

domingo, mayo 06, 2007

UN TANGO PARA NO OLVIDAR



Buenos Aires tiene un río que lo acuna, que lo besa; si no fuera así, así, yo no
lo querría.
Tiene canto, tiene vino al amanecer, y un amigo en el camino
siempre ha de tener, ¡siempre ha de tener! Tiene el tango tan sentido de
Pichuco, de Piazzolla, si no fuera así, así, ¡qué ciudad tan sola!
Buenos
Aires tiene el vuelo de palomas... ¡Qué alegría! si no fuera así, así yo me
moriría.

Eladia Blázquez




-Ché guacha ¡Sos re linda!- me miraba desde sus casi dos metros de altura, cuarenta y pico años, y ojos verde esmeralda. Tenía ese tonito porteño medio arrabal, endulzado con la inocencia que otorga la experiencia, y la soberbia de haber vivido mucho.
Sus inmensas manos acariciaban mis mejillas como si fueran de porcelana, pero me miraba con la fuerza y la certeza de saber que estaba parado frente a alguien firme y real.
Yo, desde mi metro sesenta y tanto, mi inocencia a costa de esfuerzo para que nadie me la arranque y con magulladuras en todas partes, lo escuchaba asombrada, incrédula y estoica. Y él se acercaba, me besaba profundamente y ambas inocencias se juntaban.
Desde arriba me sonreía y decía: “Sos chiquita”, con esa voz medio socarrona llena de ternura, para luego enrollarme en su pecho, respirar tranquilo y burlarse de mi escasa estatura.
-Venite conmigo- me pidió un día- aprovechemos el tiempo, yo me voy mañana de acá. Si te venís conmigo, serán unos días más juntos, hasta que vuelvas a tu país.

No me lo creí hasta que estaba en el avión hacia el norte, mirando las nubes, con la cabeza recostada en su regazo, escuchando cómo me hablaba de su paisito destrozado, pero firme y lleno de esperanzas: La crisis, los golpes, la ruina, la falta de mangos, la merca, las ganas de huir…el miedo.
Y entre verso y verso llegué a un pequeño paraíso de calma y paz, lejano del ruido de Buenos Aires. En vez de autos había aromas exóticos, ambiente húmedo y gente variopinta que transitaba en la triple frontera, la mayoría turistas, delincuentes, narcos y un largo, etc. No tengo claro en qué categoría se hallaba él.
El porteño me enseñó a cebar el mate y a curarlo, a beberlo, saborearlo y disfrutarlo. Y él mismo tenía saborcito a mate, ginebra y llevaba el ritmo de Rivadavia y calle Corrientes. Tenía a Buenos aires en él. Era de River, y fumaba Parliament “los mejores cigarrillos, ché!” y amaba con la sinceridad en las venas, la pasión en la carne, el erotismo en la boca y la ternura en las cejas.
“¿Allá son todas como vos?”, me preguntaba desde la hamaca mientras se fumaba un porro de marihuana, y sin dejar responder seguía: “A las chilenas les gusta cualquier hombre, siempre y cuando no sea chileno” y soltaba la carcajada. Se reía de buena gana cuando le hablaba de mí, mis cuentos, amantes previos, relaciones fallidas, trabajo, profesión. Y escuchaba calmado, igual que como hablaba, cantadito y pausado: “Y a mi las argentinas me tienen loco, ¡están re histéricas estas pibas!” y terminaba exclamando deliciosamente, como ya se había hecho costumbre en mi oreja:
-¡Sos re linda, guacha!

Fue un tanguito de dos semanas, de esos que uno repite hasta cansarse, inolvidable, que piden un bis. “Conseguite una corresponsalía, venite, ché, venite. Yo acá te puedo visitar, en Chile no. Chile no es para mí”.

Ni para mí. Allá me sentí en casa por primera vez.
Con su lengua me borró las cicatrices de otros, y besó cada una de las marcas todavía añejas, inclusive esa herida medio infectada que tenía escondida, la que no quería mostrar a nadie, la que no quería ver si quiera yo. “¿Quién fue el bruto?”, me preguntaba sin saber que lo llaman como a él. Y seguía con sus teorías de machito porteño. “A las mujeres hay que cuidarlas, ché… y cogerlas con amor ¿qué mierdas le enseñan a los chilenos cuando chiquitos? …Guacha, vos sos re linda!”.
La última vez que me dijo eso fue en la escalerilla de un avioncito. Cargaba mi mochila en su espalda y mi mano desaparecía entre la de él. Me miraba desde donde siempre. Los ojitos esmeraldas brillaban, vidriaban. “Ché, loca, me voy a quedar re solo sin vos”.
Yo no me aguanté las ganas, me incline en puntillas hasta su boca y lo besé, y lo abrace, para constatar que no era sueño, que había sido real. Y para quedarme, como si un beso hiciera que el avión despareciese, y en su lengua estuviera la visa de permanencia en el nuevo hogar.
Pasé los mejores días desde hace mucho, amé como pensé que no volvería a hacerlo, me trató como nadie, nunca. Y las imágenes se me vinieron de golpe, mientras lo besaba.

Y mis pies colgaban en el aire, el me recibía y me lo daba todo. “Cuidáte, volvé cuando querás”, entre besos en los ojos, cara, labios… “Sos re linda, guacha”.
Hasta que por fin lo vi chiquito desde arriba. Y volví enterita y sana a mi paisito de pesares y mediocridad, y en cada célula me quedé con su Buenos Aires querido y las ganas de volver.


**** ESTO FUE ESCRITO HACE MÁS DE UN AÑO, CUANDO MI TEJADO SE CAÍA A PEDAZOS, Y APENAS PODÍA SOSTENERME CON MI GARRAS DE LA LUNA.****

lunes, abril 09, 2007

ELLA Y ÉL


Él no paraba de mirar las curvas de la botella de vodka Stolichnaya. Que ella sostenía y bebía con avidez. Ella. De ojos gigantes y una cascada de rizos eternos. De pechos generosos, ocultos en una polera ajustada. Con unas piernas largas, enfundadas en uno jeans y finalizadas en unas respetables botas vaqueras. Ella. En serio les digo que él ni se percató. Sólo miraba las curvas de la botella.
Ella, en cambio, bebía con fruición del mismo modo en que mordía el cigarro –Marlboro- y exhalaba en largas bocanadas el tibio y espeso humo. Mientras lo atravesaba con la mirada. A él.
Él. De ojos gigantes y amarillos – como los gatos, pensó ella-, cubierto de cabellos azabaches, harapos de tristeza, angustia por alcohol.
Y él se acercó. A ella. La botella. Y ella no era tonta, sabía que en sus manos tenía un elixir de la vida. Y se lo acercó a los labios. El vodka.
Compartieron tabaco, alcohol y ella pasó su oreja para que él vertiera sus derrotas. Luego ella le regaló su boca, y él su lengua. Como para dar gracias. Por el alcohol de él. Y por la compañía, de ella.
Y él, con sus 37 a cuestas le enseñó a los 23 de ella sobre Bukowsky, Burroghs, Cortázar. Y empezó el juego de rayuela. En ello estuvieron ¿Dos? ¿Tres? ¿Cinco horas? Y el alcohol se había evaporado, en la garganta de él, y en gran parte, por el calor de ella.
Mentalmente ojosamarillosborrachos encontró su último billete. Y en vez del vino, ganó ella. A quien aún él no miraba.
Y ella, que no sólo lo había mirado y escuchado y dejado entrar, no dudó. Y se fueron al refugio de él.
Ella caminó con la seguridad de una pantera por los suelos de él. Y lo besó y acarició con firme dedicación. Y él hizo lo suyo. Le arrancó la ropa y la atrajo a su miembro, que estaba ahí. Él lo sintió. Y ella, también. Él dudó y prefirió continuar recorriéndola con las yemas de los dedos y su boca, hasta el más infinito rincón. Y le devoró la entrepierna, como ella no sabía se podía hacer. Y de pronto la nada.
-Soy impotente- le dijo a la mañana siguiente. Y ella, que no sabía que hacerdecirpensar, se limito a un ‘ah’.
Los rayos de luz del veraniego amanecer alumbraron la oscura cabeza de ella, que insolentemente se abalanzaba en el sexo de él, casi con devoción, como una plegaria o una oración.
El la corrió, se vistió y salió. Al rato le trajo un yogurt. Yse acariciaron, besaron, lamieron , mordieron y durmieron. Como si nada.
Y simplemente no podía ser. Se castigaba él. Que por fin la miraba, mientras ella se paseaba desnuda por el jardín, con un libro de Bukowsky en la mano y el gato negro en el regazo. El regaba los árboles, las plantas y la tierra con la música de los pájaros de fondo y miraba con envidia el chorro de agua que salía por la manguera erecta que sostenía con su mano.

domingo, marzo 25, 2007

AMOR VIOLENTO


El dijo ‘te quiero’, y la golpeó.
Ella no pudo pronunciar ni una sílaba ensangrentada,
pensar un sentimiento, enhenbrar una frase.
Responder tal muestra de amor.

Los hijos volverían del colegio, y no tendrían qué comer.
Los porotos alimentaron la alfombra y el suelo. De rabia.
Ella tragó espanto y devoró miseria,
mientras él, desde la puerta decidió volver.

Nadie vino a limpiar.
Nadie preguntó nada.

Cuando los porotos hicieron su declaración
de cómo él siguió expresándole su devoción,
ella ya era un número, en una lista,
de mujeres muertas de amor.


Ya van 13 en el año. Una por semana. Se suman un carabinero y un pariente que intentaron defenderlas. Pero el amor es más fuerte.
Y van a ser más.
Durante el año pasado, la lista llegó a más de 40, seis mil denuncias al año de golpes bajos fue el segundo plato. Las que no denunciaron, fueron el postre y no se sabe cuántas son. El anonimato siempre es el acompañamiento.
Ellos juraron quererlas, amarlas, respetarlas y ‘hasta que la muerte nos separe’. Parece que no entendieron que ya hay divorcio, si es que se querían separar de ellas.
Contradicciones de un país moderno, con muchos computadores, teléfonos celulares, internet. Donde, al parecer, aún se piensa que las mujeres somos entes secundarios.
“Vergonzoso” dijo el Sernam y enumeró otro tipo de violencia: El spot de la mina en pelotas para vender cervezas, ganar 30 por ciento menos que ellos a pesar de hacer lo mismo. Peores pensiones, castigo a la maternidad, más pobreza. “ Es culpa de las minas”, escuché en la boca de un idiota. “Es horroroso”, me dijo otro, que entendió.
Por favor no me pregunten por qué soy feminista. ( Aunque no milite)
Nos sobran los motivos, dice Sabina. Claro que para algo más romántico que esto.

miércoles, marzo 21, 2007

VERBORRAGIA


Coger, morir, destrozar, gritar, acariciar, lamer, beber, reír, cantar, salir, entrar, pelear, seducir, gemir, doler. Rockear. Emborracharse hasta morir.
Divertirse, conocerse, escucharse, tocarse, disfrutarse, hablarse, llamarse, comunicarse, leerse, odiarse, reconciliarse, follarse, abrazarse. Aventurarse.
Extasiarse hasta lo obsesivo.
Nacer, nacerte, olerte, tocarte, mimarte, gritarte, destrozarte, amarte, desearte, matarte, hablarte, beberte, morderte, devorarte, consumirte, acariciarte, mirarte, cuidarte, quererte, despertarte.
Y dijiste no, cuando querías decir sí.
Imbécil.

miércoles, marzo 14, 2007

UNA SIMPLE CONVERSACIÓN


- Quiero un mino. Que sea la raja, entero bacán-. Me dice una amiga, quien lleva sola varios años. - ¿ Y para qué?- Le pregunto, considerando que ella tiene una vida bastante la raja. O sea, nadie le pregunta nada, hace lo quiere, y sale con cuántos estime convenientes.
- Es que echo de menos que alguien me llame por teléfono, que me celen, que alguien se preocupe por mi.
- Yo te llamo, y me preocupo harto por ti- le respondo.
- Pero contigo no tengo sexo, po.
- Ha! Entonces se trata sólo de tener sexo. ¿ No que salías como con tres minos? ¿Qué pasó con el antropólogo?
- No, si no se trata sólo de eso.- Y me empieza a explicar eso de que a pesar de que es feliz sola, quiere a alguien que le diga y haga “añuñú” cuando no se siente bonita, que la escuche y que entienda sus problemas en el trabajo, etc.
- Oye, igual un sicólogo te puede ayudar.
- No, no es eso, es mucho más que eso. Me quiero ENAMORAR.
- Ah! Eso.
Yo escuchaba atentamente lo del “añuñú”, hasta que sonó su teléfono celular. Y ella respondió evidentemente molesta, ante la interrupción de su oda a los “añuñús”.
- ¿Alo? Sí, ya se que me atrasé. Llego en media hora más. No, no estoy en el trabajo, estoy con una amiga. Sí, ella misma. No, no me interesa si te vas. Oye para, ¿Qué te creí que soy? Filo, ándate nomás, yo me quedo acá. Ya, chao. Sí, tú también. ¿ No entendí que estoy ocupada? ¡¡Vete al cuerno si quieres!!! ¿ Me estás amenazando? Mira gueón, a nadie le doy explicaciones nunca y tu no vas a ser la primera persona a la que lo haga, ya te dije que voy a llegar tarde, que me atrasé en al pega y que estoy con una amiga. ¡¡¡¡No me guei!!! - Y mi amiga corta su celular.
- ¿Me decías algo Maca?- Siempre yo tratando de no meter el dedo en la herida.
- Na po! Es este hueón. ¿Cachaste? Se cree que porque tiramos dos veces me puede andar controlando. Si los minos no entienden que uno trabaje, que tenga vida. O que se salga a tomar un trago con una amiga.
- Hmmm... Si po, obvio.

martes, febrero 27, 2007

FRIGUDEZ NEURONAL Y MENOPUASIA EMOCIONAL


Las mujeres escriben mal. Pésimo. Más que mal. Sí, soy taxativa y absolutamente lapidaria con la plumas féminas. ¿Que cómo puedo pensar algo así si soy mujer? Ése es precisamente uno de lo problemas. Pensar que si uno es mujer tiene que apoyar la pseudoliteratura femenina porque resulta que entre las piernas tenemos lo mismo. Me niego. Y como ejemplo ni siquiera voy a hacer mención de Isabel Allende –muy fatal ella- o Marcela Serrano –a ella sí que no la tolero, ni a las mujeres que la encuentran buena de verdad, o sea, que no las predetermina su condición sexual, si no que efectivamente creen que leen literatura-.
Acabo de deshacerme de la columna de Consuelo Aldunate en la revista Ya, y su contraparte masculina, Marcelo Birmajer. Éste último no es un exponente de la mejor narrativa de nuestro paisito, pero al menos tiene esa ironía y la capacidad de reírse de su género y de sí mismo, sin mayores prejuicios. Bien. Me entretiene.
¿Ella? Ella representa TODO lo que no me gusta de la literatura hecha por mujeres. Que siempre es taaaan femenina, taaaan sensiblona y por supuesto, taaaan centrada en el objeto de deseo de siempre: hombres. Por eso me cargan. ( Ojo que es una simple columnita, imitación chanta de Sex and the City, que también es una idiotez).
O sea, ni siquiera es el hecho de que escriban sobre hombres, sino que expresen de un modo tan vulgar lo mal que les va con ellos, lo triste que están por la carencia de un falo y lo que conlleva la carencia sexual-afectiva. Como si a todas las mujeres les fuera mal con los hombres. Y como si siempre fueran las bueeeeenas y pobres víctimas. Me gustaría leer sangre femenina, carne femenina. Algo que hable de mujeres de verdad. No puedo creer que estas sean las exponentes de la literatura del supuesto sexo débil, si lo único que representan es frustración sexual, frigidez neuronal y menopausia emocional. Ante mi despotricamiento un amigo me retruca "¿Por qué una mujer así no escribe?". Mi respuesta es que simplemente están demasiado ocupadas viviendo, disfrutando, no pierden tiempo en rollos fastidiosos.

domingo, enero 28, 2007

TÍPICA FORMA DE EXPRESAR AMOR DE UNA MUJER


Ya no pienso más en tí. Ya no extraño tu presencia, ni espero tus pasos firmes al otro lado de la puerta. Dejé mi sombra en el dintel, y me rearmo célula por célula, despúes de tu arrollador paso por mi existencia. No maldigo el haberte hallado en mi camino, ni meterte en mi vida. No. Dejé de pronunciar tu nombre mientras duermo, y me da lo mismo lo que pase en tu vida. Haz lo que quieras, pero lejos de mí, donde no te vea, y no pueda encontrar algo en referencia a tí. Me siento feliz, feliz de que ya no me importe nada de tí, de haber borrado cualquier vestigio tuyo de los rincones de mi casa triste, de mi habitación que hoy sólo lleno conmigo. Soy libre, y me río cada día de que no estés meridianamente cerca, de no oir tu voz, de que no me llames, no me busques. Qué bien se siente saber que tengo el mundo para mí; de haberlo sabido antes, habría sido yo quien hubiese dicho bye, bye baby!. Y sí, te juro que esto es lo último que te escribo, maldito puerco asqueroso, cerdo farsante. Púdrete, hjo de puta. Fuiste un idiota, pero ¿Sabes? ¿Sabes? Yo sé que puedo ser feliz, en cambio tú, tú jamás vas a encontrar a alguien que te dé tanta entrega como la que yo prodigué, porque ¡Nadie te va a amar como yo lo hice!...¿ Lo sabes , cierto?... Y si lo sabes ¿Por qué no vuelves? A veces me quedo pegada a la puerta, sólo por si acaso. Maricón.
( Esto ocurre mientras el supuesto pobre cerdo farsante lo pasa de maravillas)

viernes, enero 26, 2007

TIPICO MOMENTO DE ESTUPIDEZ FEMENINA( disculpenme, aquellas que no son así)


Te invito a que desandes tus pisadas, que retrocedas, des vuelta y no vuelvas. A que no sigas sosteniendo esa mirada tierna cargada de audacia y rebeldía. Quiero que tomes todas tus huellas digitales de mí, y que el olorcillo, ése olorcillo fragante se vaya de mi almohada tras de ti. Aunque signifique abrazar la nada y comerme el vacío. No repitas el acto de marcar mi número, de leer mis notas, de buscarme. Porque si por alguna idea loca decides hacerlo, del mismo modo que lo hiciste ayer, anteayer y hoy, no voy a tener la capacidad de renunciar, y te habrás condenado a estar libremente atado a mi. Y de paso en tu idea libertaria me arrastrarás a mi. O sea, que en realidad, y sintiendo sin pensar, no te olvides de cómo huelo, ni desandes los caminos, ni desaprendas tu mano en mi cabeza, ni tu tierno despertarme. Y olvida lo que acabo de escribir. Fue sólo un instante de idiotez.

martes, enero 16, 2007

EN UN PELOTÓN DE MUJERES


-Soldado ¿Y su fusil?
-Eh....( cara ad hoc, de alguien que ha perdido algo importante)..se me quedó allá.
-Vaya a buscarlo. Pero en punta y codo- ordena la Teniente Daniela Gómez a una joven Dragoneante de la Escuela de Suboficiales del Ejército, que sin dudarlo se tira al suelo y comienza a reptar por él, hasta alcanzar el lugar donde esta su fusil. Y regresa.
-Todo en orden , mi teniente.
- Siga en lo que estaba entonces.
La joven, de no más de 20 años viste uniforme de camuflaje, una trenza corta –obligatoria- y un gorro militar. Tiene cara de sueño y con las manos llenas de picadas de insectos y las uñas medio negras carga su fusil. A unos cuantos metros está el resto de sus compañeras –80 en total- a quienes deberá velar el sueño por el resto de la noche. Son apenas las 02:00 AM.
Las soldados duermen en estrechas y poco cómodas carpas levantadas en un claro de un bosque donde los zancudos se dan un verdadero festín con ellas durante los diez días que dura la campaña, y que han esperado con ansias. Estamos en Pichicuy y esta es la empresa que pone fin al primer año de los soldados Dragoneantes, de la Escuela de Suboficiales del Ejército.
“Me gusta la adrenalina, siempre quise ser militar”, responden cuando uno les pregunta por qué. Por qué las armas, los bototos que hieren los pies, y un uniforme que hace insoportable el calor del verano y el frío del invierno. Y sólo es posible entenderlo cuando uno es parte de ese mundo, y se embarca con ellas.
Los oficiales se han esforzado al máximo preparando lo mejor posible cada una de las simulaciones de guerra: a campo travieso, en ciudades con terroristas, en la noche, de día, con obstáculos etc. La extenuante jornada comienza cerca de las 5 de la mañana y culmina cerca de las 2:00 AM. No hay descanso, sí mucho sueño.
Es de noche. Y los cuatro batallones en que se dividen los cerca de 800 alumnos becados de la Escuela de Suboficiales están en trincheras y centros de observación. Con visores infrarrojos para la noche, y la indumentaria necesaria – que incluye camuflaje- tienen que describir la situación del enemigo: Posición, acciones en el campamento adversario, número y otras cosas útiles al momento del combate. Lo importante es hacerlo sin hacer ruidos. No hay mucha diferencia con las tantas imágenes que llegaban por satélite de tantos conflictos en localidades lejanas: Kuwait, Irak 2003, Bosnia, Serbia, Kosovo. Se siente la adrenalina de ellas por la sangre, la tensión, el pulso, la concentración. En cada una de las actividades es imposible no recordar a Rambo, Misión del deber, Pelotón, y con el uniforme militar puesto y bototos gigantes es imposible no sentirse en busca del soldado Ryan.

No es juego
Es de día, y una ciudad destrozada por los bombardeos está llena de francotiradores solapados, agazapados y camuflados. Hay que entrar al pueblo. Mi grupo está compuesto por cuatro personas- dos de ellas mujeres- quienes revisan con las manos que no haya explosivos o detonadores en la puerta de una construcción de dos pisos a la que vamos a entrar. Antes de pasar por el dintel, de una lluvia de balas, una me da en la rodilla. Dolor: Agudo, intenso, que se intensifica con las granadas de humo y no deja respirar. Me retiro. Alcancé a disparar cuatro o cinco veces. No sé si le di a alguien, al enemigo, que nunca tiene rostro, que simplemente es el adversario.
Si los proyectiles no fueran de pintura, me habría quedado sin pierna. Y sin grupo. Al final, el comandante tiene tinta en el pecho, la cabeza, las piernas. Habría durado menos de 10 minutos. El resto del grupo no está mucho mejor. Pero todas están extasiadas. “¿Le diste a alguno? ¿ Dónde estaban? ¡¡En la Iglesia, al frente, ¿no lo viste?”. Las risas y el festejo no dan tregua. Y no puedo negarlo: es fascinante.
Hoy no hay balas, es sólo estrategia. Las soldados deben informar de lo que ocurre con el enemigo, y aplicar técnicas de ayuda a heridos. Son unas cuantas hectáreas en las que se van a encontrar con una serie de experiencias que con suma dedicación el capitán Roberto Ovalle –camuflado, igual que ellos- ha preparado para los más jóvenes. Los alumnos llevan tenidas de camuflaje realizadas con sus propias manos. Corren, se arrastran, con mochilas, cantimploras y armas en mano.
“¡¡Mi pierna, mi pierna!!!!”. Se escuchan los gritos y alaridos de alguien. Al llegar al lugar, hay sangre, pedazos de tripas y la ausencia de media pierna de un soldado que despavorido grita en lo que se supone fue el campo de batalla.
Un grupo de cuatro mujeres soldados llega.
-Torniquete- dice una de ellas, mientras le sostienen los brazos y sus compañeras tratan de hacer lo mejor.
- No, no hay que entablillar, un torniquete, presiona, se va a desangrar, presiona la herida.
- ¡Mi piernaaaaaa!!!! grita el soldado, que si hubiera estado herido de verdad habría terminado peor de como lo encontraron. Y bueno, echando a perder se aprende.
Pero la cosa deja de ser juego para mi. Ellas y ellos se lo toman en serio, y es posible captarlo en el polígono de tiro, donde con fusiles SIG entrenan la puntería. Son 10 carriles, en cada uno de ellos se simulan pequeñas trincheras, donde podría eventualmente estar el enemigo.
Me pasan un fusil y disparo. Poder. El arma confiere un poder especial, disparar otorga una extraña sensación, placentera, dan ganas de seguir, seguir y seguir, aunque por supuesto, no le esté dando a nada.
Al poco rato pruebo con una ametralladora, que se usa para simular el ruido de un conflicto de verdad. Es sólo ruido, son balas de fogueo, grandes balas de fogueo. Cuando estamos en lo mejor, un sonido sordo. El silencio. La persona que debe levantar el blanco en el carril uno no lo levanta. No se oye nada. “¿Qué onda?” Le pregunto al que sostiene la corrida de balas de la ametralladora. “Puede estar muerto”, me responde. “¡Yiaaaaa!” Me burlo, hasta que me doy cuenta de que el fusil SIG tenía balas de verdad. No, no era un juego. Y no sería la primera vez que hay una accidente, me explican. Trago saliva. Y miro hacia el foso del carril uno: quien está adentro no responde. Trago saliva. ¡La radio estaba mala, por eso no respondía! Dice alguien. Alivio. Parece juego, pero esta cosa es seria. De verdad seria. Y a ellas les gusta.